jueves, 16 de abril de 2009

Rosa de Lima, la más bella rosa que ha producido nuestro continente, y la primera Santa mujer americana declarada por la Iglesia Católica, nació en Lima Perú en el año de 1586 en el hogar de Don Gaspar Flores y Doña Maria de Oliva.

La vida de esta santa, se desarrolló dentro del ritmo simple y religioso de la sociedad de Lima: Santa Rosa pasaba el mayor tiempo posible en la casa con sus hermanos menores, ocupada en los quehaceres domésticos o en la oración. Aunque no era la mayor de los hijos, se propuso ayudar generosamente en el sostenimiento de su hogar. Tenía distribuido el día entre la oración, el trabajo y unas pocas horas de descanso.

Entre sus principales virtudes se señalan la obediencia que practicó desde muy niña hasta los últimos días de su vida, cuando amorosamente pidió la bendición y el perdón a sus padres y confesores.

La humildad fue otro de los valores que cultivó, pues en una época de exageraciones piadosas, Rosa apareció como un ejemplo de sencillez, no obstante la abundancia de penitencias que se imponía.

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